La noche empezaba a caer. El frío le cortaba la piel, pero no le importaba, no quería bajarse las mangas de la sudadera, se sentía agobiado, tenía la cabeza demasiado liada y necesitaba sentir el viento, como si fuese a llevarse sus problemas a otra parte cual partícula de arena o mota de polvo.
Iba sin rumbo fijo, con los cascos y la mirada fijada en el suelo.
Comenzó a llover, las gotas dulce de lluvia se mezclaban con las saladas lágrimas que le resbalaban por las mejillas desde hacía rato sin darse cuenta, lágrimas de rabia, de incertidumbre.
Sabía que estaba perdiendo lo que más habia querido y no tenía nada que hacer. Desde hacía un tiempo se veía venir, pero no quería verlo.
Perdía sin remedio lo que le había hecho feliz durante mucho tiempo y parecía que no le importaba mucho, una pequeña partes se sentía dolida, pero por otra parte notaba que era hora de cambiar, de tomar las riendas de su vida, además hacía un tiemp que se había fijado en algunas personas, más de lo que habría hecho tiempo atrás.
Iba sin rumbo fijo, con los cascos y la mirada fijada en el suelo.
Comenzó a llover, las gotas dulce de lluvia se mezclaban con las saladas lágrimas que le resbalaban por las mejillas desde hacía rato sin darse cuenta, lágrimas de rabia, de incertidumbre.
Sabía que estaba perdiendo lo que más habia querido y no tenía nada que hacer. Desde hacía un tiempo se veía venir, pero no quería verlo.
Perdía sin remedio lo que le había hecho feliz durante mucho tiempo y parecía que no le importaba mucho, una pequeña partes se sentía dolida, pero por otra parte notaba que era hora de cambiar, de tomar las riendas de su vida, además hacía un tiemp que se había fijado en algunas personas, más de lo que habría hecho tiempo atrás.
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